Píldoras Filosóficas: La imagen del Bárbaro en Ortega

Continuando con la línea del post anterior vamos a proseguir soltando algunas pinceladas sobre la filosofía orteguiana. En la Rebelión de las Masas, Ortega utiliza tres imágenes para analizar el hombre-masa, tres ejemplos prototípicos. Los presenta con comparaciones, rozando ligeramente la metáfora. Se trata de las imagenes del niño mimado, el bárbaro y el señorito satisfecho. Empezaremos a hablar del bárbaro. El análisis de esta imagen es muy útil para dejar claro que masa y minoría no estan ligadas a ninguna clase social determinada.

Se pregunta Gasset sobre quién ejerce hoy el poder social, sobre quién impone la estructura de su espíritu en la época en que vive. Dice que sin duda es la burguesía. Y dentro de esa burguesía el que es considerado como grupo superior es el de los técnicos (Médicos, profesores, ingenieros...). Dice que si Europa tuviera que ser juzgada respecto a un tipo de hombre, sus habitantes elegirían sin duda el hombre de ciencia. No un hombre de ciencia excepcional, sino la regla, el tipo genérico de hombre de ciencia que sería la cima de la humanidad europea. Pues bien, justo después de esto escribe:

Resulta que el hombre de ciencia actual es el prototipo de hombre-masa. Y no por casualidad, ni por defecto unipersonal de cada hombre de ciencia, sino porque la ciencia misma -raíz de la civilización- lo convierte automáticamente en hombre-masa; es decir, hace de él un primitivo, un bárbaro moderno.

¿Qué le lleva a afirmar esto? Dice que progresivamente la especialización que ha ido sufriendo la labor de los científicos ha tenido como consecuencia que su campo de ocupación intelectual sea cada vez más estrecho. Cada generación que pasa el cientifico se ha visto obligado (debido a esa reducción de su ámbito de trabajo) a perder contacto con las demás partes de la ciencia, con una interpretación total del universo. Por causa de la mecanización, en muchos casos la labor de los científicos se limita a trabajar sobre minúsculas parcelas del conocimiento mientras están encerrados en su celdilla de laboratorio. Todo esto ha llevado a la creación de una serie de hombres que anteriormente no existían.

El investigador que quizá haya descubierto algo nuevo sobre la Naturaleza se ve a sí mismo, seguramente, como un 'hombre que sabe'. No se puede negar que hay una parte de él que sabe, pero es algo que sin los otros pedazos del saber no podria llamarse conocimiento. El especialista sabe de su pequeña parcela del conocimiento; pero ignora de raíz el resto. Este es el ejemplar que define Ortega como la imagen del hombre-masa entendida como bárbaro. Antes del fenómeno conocido como rebelión de las masas los hombres podían dividirse en sabios e ignorantes. Pero he aquí que este especialista no es sabio, porque ignora cuanto no forma parte de su especialidad; pero de la misma manera tampoco es ignorante porque conoce su pequeña parcela de conocimiento. Ortega le llama sabio-ignorante, y califica este hecho como grave ya que se comportará en las materias que ignora, no como un ignorante, sino con la petulancia de quien es sabio en su cuestión.

Afirma que este es el comportamiento del especialista, y acaba calificándolo de esta manera tan clara:
Quien quiera puede observar la estupidez con que piensan, juzgan y actúan hoy en política, en arte, en religión y en los problemas generales de la vida y el mundo los 'hombres de ciencia', y claro es, tras ellos, médicos, ingenieros, financieros, profesores, etc. Esa condición de 'no escuchar', de no someterse a instancias superiores que reiteradamente he presentado como característica del hombre-masa, llega al colmo precisamente en estos hombres parcialmente cualificados. Ellos simbolizan, y en gran parte constituyen, el imperio actual de las masas, y su barbarie es la causa más inmediata de la desmoralización europea.

No sé como sería la sociedad en la que vivió Ortega (recordemos que esto fue escrito en 1930), pero creo que se sorprendería si viera en la que vivimos actualmente. Esta imagen que él nos presenta, al menos para mí, es hoy en día más vigente que nunca. Si algo caracteriza nuestro tiempo es que todo el mundo tiene opinión, todo el mundo opina y casi nadie atiende a razones. Solo hace falta acercarse a cualquier medio de comunicación para ver como cualquier especialista sobre cualquier ámbito habla sobre todo, e incluso se le debe respetar porque tiene su especialidad, porque es especialista en algo.

El más claro ejemplo sean quizá los políticos. Vemos como, aun siendo especialistas de un área concreta del conocimiento (algunos ni eso), hablan y opinan sobre todos los elementos de la sociedad. Y nunca, nunca escuchan ni hacen caso a los especialistas de las ramas del conocimiento respectivas. ¿Cuenta para algo un político con los filósofos y pedagogos para hacer reformas de educación? No. ¿Escuchan a los economistas para hacer reformas de esa índole? No. Etcétera. Y lo grave es que al contrario sucede exactamente igual. ¿Cuantas veces hemos visto a hombres de ciencia o intelectuales opinando sobre cualquier tema aunque no fuera su especialidad, aunque no tuvieran ni idea? Actualmente parece que por saber de algo, ya se tiene potestad para hablar de todo aunque se sea un rematado ignorante. Todo el mundo opina, pero nadie escucha.

Esta es la imagen del bárbaro que propone Ortega, ¿Creeis que está vigente? ¿Es correcta? Más adelante desarrollaremos las otras dos que faltan, el niño mimado y el señorito satisfecho.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

O_o bravo por Ortega!

Acertadísimo este bárbaro-intelectual, y me podría ver identificado como ingeniero que soy, pero gracias al petulante sabelotodo de mi hermano, también ingeniero él, siempre he creído que es mejor ser un poco humilde y que no por saber mucho de una parcela concreta tengo potestad o conocimientos para hablar de cualquier otra cosa.

Desde que terminé mi carrera me da vergüenza cuando mis amigos sin estudios ensalzan mis conocimientos y mi capacidad de haber sacado una ingeniería, ahora con mas razón todos esos méritos y cualidades que a veces me cuelgan me sientan mas vacíos.

Siempre me gustó el tiempo en el que la filosofía abarcaba lo que ahora son un montón de ramas científicas muy distintas, y siempre he procurado interesarme por otros ámbitos distintos al que mi profesión atañe.

Hoy no duermo pensando en esto xD

Holden dijo...

Magnificos posts, los seguiré con atención. Por ahora ya he pedido a los reyes magos La Rebelión de las Masas ;)
No puedo evitar sentirme una minoría (en el sentido psicológico) pero estoy seguro que muchas de las personas que serían Masa por definición, se consideran a sí mismas Minoría. Así que dudo si soy una minoría real o simplemente quiero serlo.

Haine dijo...

Gracias a los dos por los comentarios, aunque la próxima vez identificaté anónimo! :P

Y Holden, no creo en absoluto que seas masa...

Buda dijo...

EL anónimo era yo, buda ;)