San Manuel Bueno, mártir

Seguimos comentando las obras de Unamuno, en esta ocasión se trata de San Manuel Bueno, mártir. El tema central que trata la novela es la fé, la crisis de fé. Tiene una longitud bastante menor que por ejemplo Abel Sánchez, pero no por ello deja de ser muy interesante su lectura. La historia nos presenta a Don Manuel, sacerdote de un pequeño pueblo al cual vive entregado. Toda su vida consiste en darle a los habitantes 'contento de vivir', el contento que los dá la religión.

La historia se nos presenta como las memorias de Angela Carballino, una habitante del pueblo que establecerá una relación especial con el párroco. Su hermano Lázaro, el cual regresa de América al pueblo durante la novela, tendrá un protagonismo esencial para el desarrollo de los hechos. Don Manuel tiene un secreto que nunca ha compartido con nadie pero que le atormenta. Dicho secreto es que dice que el no cree, que no tiene fé, no cree en la resurreción después de la muerte. Esto le causa dolor y él se confiesa con Angela. A pesar de ello intenta seguir la vida de párroco hasta su muerte, sin que el pueblo vea nada extraño en el, ya que le tienen en gran estima.

Se trata de un texto donde lo que priman son los personajes, las descripciones íntimas de estos. Acción hay más bien poca, pero intensidad descriptiva y espiritual hay a raudales. Unamuno nos muestra aquí el problema de la fé verdadera, de la razón como órgano incapaz de dar razones de los temas que trata la fé. Debemos situar cronológicamente este escrito en el año 30, cuando Unamuno sufre una etapa de crisis personal. Después de haberse visto obligado a exiliarse por mostrarse contario a la dictadura de Miguel Primo de Rivera, Unamuno vuelve a España tras la muerte de este. Es un momento de dudas existenciales para el escritor, lo cual se acaba reflejando en su novela. A diferencia de otras nivolas en esta tiene gran importancia su representación de los paisajes, del entorno.

Unamuno no dejaba nada al azar a la hora de ponerse a escribir. Un claro ejemplo son los nombres de los personajes, los cuales son elegidos por motivos concretos. Don Manuel lo elige porque ese nombre quiere decir 'Dios con nosotros', Lázaro en referencia a el resucitado por Cristo, Angela es elegida porque su nombre significa 'mensajera'... Se pueden vislumbrar relaciones simbólicas del protagonista, Don Manuel, con Cristo y con Moisés e incluso con Don Quijote. El tema principal es el que preocupó casi únicamente a Unamuno durante toda su vida; el hambre de inmortalidad y fé en la vida eterna. La obra, a pesar de su corta extensión, es uno de los escritos más profundos y filosóficos del autor, lectura esencial para complementar su obra cumbre: Del sentimiento trágico de la vida.

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