This film is not yet rated

¿Alguna vez te has parado a pensar cuál es el motivo de que en las películas de Hollywood prime la violencia y cueste mucho ver escenas de sexo? ¿Es quizá consecuencia de un puritanismo norteamericano o existen otras causas? Quizá el documental This film is not yet rated responda en cierta medida a estas preguntas. Dirigido por Kirby Dick muestra como la MPAA (Motion Picture Association of America) y más concretamente su presidente Jack Valenti creó un criterio para clasificar las películas por edades. Lo que en un principio aparentaba ser una idea neutra se demostró rápidamente como una forma encubierta de censura. Los directores sabían que si su película era calificada con un NG-17 (prohibida para menores) sus posibilidades de éxito y difusión se verían reducidas increíblemente.

Los motivos para dar a una película esa calificación son muy relativos. La comisión encargada de esa función está teóricamente compuesta por padres de familia que representan el sentir común de la sociedad americana. El problema es que sus nombres son desconocidos, se mantienen en el anonimato. Los cineastas han denunciado que es muy injusto no saber quienes son los que clasifican sus películas. El documental muestra como Kirby contrata a una detective para que descubra quienes son los miembros de esa comisión. ¿Cuáles son las películas que suelen tener esa clasificación de NG-17? Sorprendentemente no son las más violentas o las que contienen elementos similares sino las que muestran cosas como escenas homosexuales, el placer sexual femenino o hablan de sexo aunque no salga ninguna escena sexual. ¿Puritanismo?

Si no quedas conforme con la calificación que recibe tu película siempre puedes recurrir, pero da la casualidad que los miembros de esa comisión también permanecen en el anonimato. Sin embargo sorprende que dentro de dicha comisión haya dos representantes de la iglesia (uno de la católica y otro de la protestante). No desvelamos más información y os invitamos a su visionado si queréis saber más. En el aspecto meramente técnico cabe decir que Kirby adolece de ciertos defectos que vienen arrastrando los documentales que siguen la estela de Michael Moore. Quizá darle ese aire desvirtúe en cierta medida la información, haciéndola parecer menos seria. La estructura de la obra se puede dividir en dos, por un lado las entrevistas que realiza a
diversos representantes del mundo del cine junto con proyecciones de trozos de películas y, por otro, la investigación de la detective en busca de las identidades ocultas.

Es esta última parte la que quizá adolece más de una falta de ritmo en ciertos momentos, cayendo incluso en la intrascendencia. Kirby tiene otros trabajos a sus espaldas que son dignos de mención, como Derrida (sobre la vida del importante filósofo francés) o Twist of Faith sobre los abusos sexuales dentro de la iglesia católica. Su última referencia es Outrage, donde critica algunas posturas de políticos norteamericanos que se posicionan en contra de los derechos homosexuales cuando ellos mismos lo son. Volviendo al tema inicial podemos decir que se trata de una pieza interesante para juntarla a otras tantas similares con el objetivo de formar el puzzle de la sociedad americana actual. Podéis conseguirlo aquí.

La noche de los lápices

La noche del 16 de Septiembre de 1976 supuso el inicio de una serie de secuestros de varios estudiantes de secundaria en la ciudad de La Plata, Argentina. Se trata de uno de los más claros ejemplos de represión de la dictadura argentina. Los estudiantes, con edades comprendidas entre los 16 y los 18 años, formaban parte de diversas asociaciones estudiantiles las cuales reclamaban la implantación del boleto estudiantil secundario (una especie de abono para el transporte). En 1985, ya en tiempos democráticos, uno de los sobrevivientes de los secuestros contó su historia en los juicios a las Juntas. Apenas un año después Héctor Olivera dirigía la película La noche de los lápices (ya que así se conocieron a estos sucesos), la cual trataba de representar los hechos.

Existen varias películas que tratan el tema de la represión de las dictaduras en América Latina, destacando quizá sobre las demás Missing. Sin embargo la obra de Olivera tiene algunos elementos que la hacen diferente. En primer lugar llama poderosamente la atención la brutalidad que supone el secuestro y la tortura de adolescentes, lo cual queda bastante fielmente reflejado en la película. Claudia Falcone es quizá el símbolo de los desaparecidos aquellos dias, una guapa chica de 16 años que desaparecería para siempre aquella noche. Su papel lo interpreta en la película Vita Escardó, la cual me parece que llena la pantalla y casi la desborda, dándole una viveza al personaje que alimenta enormemente la empatía. Toda la película está acompañada por la música de Sui Generis (a los cuales ya les dedicamos un post en el blog), un acierto y seguramente algo que es fiel a la realidad ya que el grupo era tremendamente popular por entonces en Argentina.

Algunos elementos se muestran simples, como la forma de plantear la asistencia a las clases de los alumnos, que cae en los típicos tópicos. Resulta un documento muy útil para conocer mejor estos hechos que quizá hoy en día no sean tan conocidos o estén olvidados. Lo más duro es pensar que lo que nosotros estamos viendo en una pantalla realmente pasó hace 30 años y chicos y chicas que no llegaban a la veintena fueron vejados de esa manera. Especialmente turbia resulta la parte en que las madres de los desaparecidos emprenden una búsqueda sin sentido de sus hijos a través de todos los estamentos oficiales. La película posee numerosos defectos en cuanto a su realización técnica, y no es que nos vaya a descubrir realidades que no hayamos visto otras veces pero aporta una visión diferente y más personal centrada en los represaliados.

Resultaría pertinente hacer la reflexión a partir de esta, u otras historias similares, de si la mente colectiva tiende a olvidar demasiado pronto los sucesos brutales de este tipo. Parece como si muchas veces se tendiera a no recordar, ni siquiera tener en cuenta acontecimientos importantes e impactantes, lo cual supone un grave peligro porque abre las puertas a repetir los mismos errores del pasado. Hoy en día y en el caso concreto de España ya nadie recuerda como Jose Couso fue asesinado por un tanque americano, aunque los militares hayan salido inmunes. A nivel mundial ya nadie parece tener en mente que la guerra de Irak comenzó a raíz de argumentos que se han demostrado que son falsos y es como si llevaramos toda la vida conviviendo con la situación de que 'hay una guerra allí'. Apenas nadie se pregunta cual es el sentido real de que haya tropas multinacionales en Afganistán, y mucha menos gente tiende a preguntarse por el pasado del presidente de dicho país. Como estas se podrían enumerar miles de historias que la sociedad tiende a desechar, como si no importaran. Recomiendo ver La Noche de los Lápices, para que al menos por un rato su recuerdo no se difumine. Podéis verla online aquí.

Un tipo genial (Local Hero)

Una empresa petrolífera decide instalar todo un complejo de extracción (refinería incluida) en un pueblecito al norte de Escocia. Para negociar la compra de los terrenos envían a uno de sus empleados, Macintyre (interpretado por Peter Riegert). Burt Lancaster borda un magnífico papel dando vida a su jefe, Happer, el excéntrico director de la petrolera que parece más interesado en la astronomía que en ganar dinero. Tras viajar a Escocia y asentarse en el pueblo, Macintyre tendrá que afrontar situaciones curiosas e irá conociendo los diversos personajes con los que tendrá que negociar. Descubrirá una forma de vida muy diferente a la que él conoce, alejada de la ostentación y con un ritmo mucho más tranquilo.

Se trata de una comedia inglesa con toques costumbristas, que recordará en algunos aspectos a otras películas como El inglés que subió una colina y bajó una montaña, El hombre tranquilo e incluso a Amanece que no es poco. Tras la fachada de lo obvio, el film nos muestra reflexiones sobre el valor de la naturaleza y lanza, casi sin quererlo, la pregunta de si podemos someter al entorno a nuestro antojo con tal de obtener beneficios. Como curiosidad, la compañia petrolera ficticia que sale en la película se llama Knox, ¿No será una clara referencia a la verdadera Exxon? De cualquier modo la trama avanza a buen ritmo, cogiendo fuerza según nos vamos aproximando al final. La presentación y profundización de los personajes es muy correcta, a lo cual ayuda bastante que las interpretaciones sean de calidad.

Destaca sobre todo lo demás la música compuesta por Mark Knopfler (guitarrista y cantante
de los Dire Straits), la cual puede ser considera como una de las
mejores bandas sonoras de los años 80. De hecho, el tema
principal de la película (Local Hero) pasó rápidamente a ser considerado como un clásico. Tuvo tanta repercusión que el tema suena cada vez que el equipo de fútbol Newcastle United salta al campo en sus partidos como local. La fotografía resulta muy bonita, acercándonos a los bellos paisajes escoceses que lindan con el Mar del Norte. Mención aparte merecen las continuas referencias a fenómenos astronómicos, aurora boreal incluida.

Aunque estuvo nominada a varios premios, el más relevante que ganó fue el BAFTA a mejor director. En un principio la Warner quería que Henry Winkler protagonizara la película, pero el director se negó. La mayoría de las localizaciones se rodaron en el pequeño pueblo escocés de Pennan. Como consecuencia de la película muchos fans viajaron hasta esa localidad con el objetivo de hacerse una foto con la cabina telefónica que aparece en el film. Dicha cabina solo estuvo en el pueblo durante el periodo del rodaje, pero debido a las insistentes visitas decidieron volver a colocarla y así incrementar el turismo. En definitiva se trata de una película muy amena, divertida y que gustará especialmente a los aficionados al cine inglés.

¿Unas partiditas?

A lo largo de la historia de los videojuegos se han encontrado juegos que destacaban por su simplicidad, complejidad, grandes detalles gráficos... y muchos de ellos han pasado o pasarán a la eternidad por su dificultad a la hora de terminarlos. Si eres una de esas personas a las que le gusta proponerse retos, este puede ser uno de ellos, desde hainelahaine exponemos a nuestro modo de ver tres de los juegos más complejos que puedas encontrar.

En el número tres encontramos "I wanna be the guy", juego de plataformas plagado de trampas que nos hará desquiciarnos más de una vez debido a sus saltos imposibles y a la facilidad con la que matan a nuestro personaje en una de esas trampas y nos obligan a empezar de nuevo.


El segundo es un juego antiguo, ¿quién no ha oido hablar de Ghost & Goblins? El juego fue creado por Capcom en 1985 y consta de siete niveles. La rigidez de los movimientos de nuestro héroe y la multitud de zombis, pájaros y demonios que nos asalta hace que este juego se convierta en el número dos de la lista.


Y encabezando la lista de los juegos más difíciles se haya un clásico; super mario... kaizo . "Super Mario kaizo" es hoy por hoy el juego más complejo que hemos probado. Super Mario Kaizo contiene el mismo entorno que Super Mario ya que es un mod de este último al que le han aumentado su dificultad hasta niveles inimaginables. Si eres capaz de superar uno de sus niveles de un tirón podrías considerar que eres un gran jugador.

La masificación de la cultura

Estudiando épocas no muy lejanas y comparándolas con la actual no se puede evitar establecer diferencias. Una de las preguntas que siempre me vienen a la mente es ¿Por qué ya no hay tantas personalidades del ámbito de la cultura como antes? No me refiero ya sólo en número, si no en la calidad y repercusión de sus obras. Hablando de un terreno concreto, el de la filosofía, desde la muerte de Heidegger en 1976 soy incapaz de encontrar filósofos creadores dignos de mención. Es cierto que abundan los comentadores y recopiladores, pero ya no hay autores con una filosofía propia, con una metafísica propia. Esto es extrapolable a otros terrenos como la literatura, el pensamiento en general e incluso la ciencia.

Con la reciente muerte de Levi Strauss parece como si apenas quedasen grandes pensadores vivos. No hay una renovación, una nueva generación que pueda sustituir a los que se van marchando. Pero, ¿Es esto así? Personalmente abogo por el sí. Las referencias culturales de la actualidad no se pueden comparar con las de hace 50 o 70 años. Ya no hay ningún Unamuno, Ortega, Marañón o Comte. Es cierto que hay los que se autodenominan 'intelectuales', más toda esa panda de personajes (empezando por gente como Savater y terminando por arrogantes como Pérez Reverte) no creo que tengan el valor cultural ni la repercusión social de los que otrora recibían este apelativo. Si aceptamos la tesis de que actualmente no hay referentes culturales realmente importantes debemos hacernos la pregunta de ¿Por qué? Se me ocurren dos respuestas plausibles:

  1. Tal vez existan pensadores con unas ideas y trabajos muy interesantes, de igual o mayor valía que las de los intelectuales del pasado. Esas personas existen, su trabajo está ahí, pero no tiene ninguna repercusión o tiene una repercusión minoritaria. La élite intelectual de épocas pasadas poseía una gran influencia en su sociedad y por eso todos sus trabajos tenían gran repercusión (aunque la masa no lograra comprender del todo sus trabajos los tenía en gran estima y los valoraba positivamente). Sin embargo, según esta idea, los trabajos de los actuales pensadores al no tener ninguna repercusión real en la opinión pública crean la sensación de que no existe un pensamiento comtemporáneo valioso. ¿Quienes serian estos autores? A la mente se me vienen nombres como Chomsky, Eduardo Galeano o Umberto Eco, por citar algunos. ¿Es su obra de igual o mayor valía que la de los referentes culturales de otras épocas? Me veo incapaz de responder a dicha pregunta, es una cuestión altamente subjetiva. Podría resumirse pues esta respuesta en que hay intelectuales con ideas interesantes, pero su repercusión minoritaria en la masa social hace que parezca que hay una total infertilidad cultural.

  2. Realmente no hay intelectuales con la valía de los de tiempos pasados. Existen, como es obvio, personalidades que destacan por encima de la media y que aportan obras de interés. Sin embargo dichas obras tienen poco de original, no suponen un verdadero avance en la sabiduría, se limitan a reformular o repetir formas e ideas que ya fueron expuestas anteriormente. En la literatura los autores que escriben no llegan a las cotas que marcaron genios en época no muy lejana (hablo de gente como Hemingway, Fitzgerald o Lorca). La poesía actual, por poner un ejemplo paradigmático, parece estar a años luz de la que se creaba en las vanguardias. Vivimos pues en unos tiempos de vacío cultural, de falta alarmante de personalidades, de grandes nombres.

Cualquiera de las dos respuestas es posible, puede ser acertada. No me puedo decantar por ninguna de las dos, por eso las muestro conjuntamente. Sin embargo hay un presupuesto común a ambas: las sociedad actual, las masas, no necesitan ni quieren grandes pensadores. Parece como si lo que comunmente se ha entendido como cultura estuviera desapareciendo, ya no interesa, ya no vende, ya no llama. ¿Qué está pasando con la literatura, con los gustos estéticos en general? Creo que lo que acontence se podría denominar como 'la masificación de la cultura'. ¿A qué me quiero referir con esto?

Me refiero a que los gustos de la masa están logrando traspasar los límites del grupo de hombres-masa para introducirse en los creadores. En el caso de la literatura, los libros que consume la masa están redactados especialmente para la masa. Es el fenómeno de los best-seller, literatura de consumo fácil y rápido, una extrapolación de la cultura de la comida rápida al mundo cultural. Esto da que pensar. Aunque sea mejor leer esos libros que no leer nada, es preocupante que el ámbito cultural se supedite a los gustos masificados. Esta es una tendencia que va creciendo con el paso de los años. Ortega ya dijo en su 'Deshumanización del arte' que si las obras artísticas eran ignoradas por las grandes masas no había problema alguno, era una buena señal. Lo que nunca debían hacer los artistas era dejarse influenciar por la corriente de gustos mostrencos e insípidos de la mayoría. Se trata este de un tema apasionante y que posiblemente sigamos tratando en el futuro, pero lanzo la pregunta al aire. ¿Vivimos en una época donde prima la decadencia de la cultura?

Enron, los tipos que estafaron a América

En estos tiempos de crisis económica es recomendable mirar hacia los culpables de todo esto. ¿Quiénes son? ¿Están en la carcel? No, no lo están, y es posible que no lo estén jamás. Los grandes directivos de las corporaciones capitalistas son causantes de muchos y graves problemas. Esas empresas gigantescas, cuyas cotizaciones superan el PIB de decenas de paises, ellas son la principal causa de que ahora estemos así. Esta crisis, como la gran mayoría de las crisis económicas, es culpa de la propia enfermedad que es el sistema. Un no querer parar nunca de ganar dinero al que nada ni nadie puede hacer frente.

Enron era una de las mayores corporaciones de los Estados Unidos, llegando a ser la séptima empresa más grande del país. Finalmente salió a la luz que todo había sido un fraude, un inmenso fraude con consecuencias dantescas. Enron, los tipos que estafaron a América es un documental que trata sobre este asunto. Nos muestra la historia de los creadores de la empresa desde su fundación en 1985. Dedicada a la industria energética, empezó trabajando con gas para después ver ampliado su campo de trabajo a terrenos muy dispares. Su ascenso fue vertiginoso, llegando a ser declarada por la revista Fortune como la empresa más innovadora de América. Tras este éxito se escondía una estrategia absurda que consistía en mostrar unos beneficios inexistentes con el objetivo de que las acciones cotizaran al alza. Y lo hicieron. Durante años aumentaron de valor de forma imparable, hasta que llegó la bancarrota.

Dirigido por Alex Gibney el documental nos muestra de forma amena y divertida una historia trágica sobre la ambición sin limites de un grupo de ejecutivos. Es interesante ver como los directivos de Enron mantenían estrechas relaciones con la élite política de USA (concretamente con la familia Bush y con Arnold Schwarzenegger), los cuales se hicieron los tontos cuando todo el caso salió a la luz. También es digna de ver la reacción de los directivos en los juicios, y comprobar como en muchas ocasiones las penas a las que los condenaron fueron irrisorias. Da que pensar que alguien que roba una barra de pan esté más tiempo en la cárcel que el que roba 250 millones de dólares.

En el aspecto técnico hay que decir que cumple su propósito. Huye de añadiduras innecesarias y presenta la historia de forma ágil. El acompañamiento musical es muy correcto, así como la continua combinación de videos de archivo (muchos de ellos inéditos) con entrevistas y escenas del juicio. Está basado en el libro The Smartest Guys in the Room: The Amazing Rise and Scandalous Fall of Enron, lo cual se nota en la forma en que se presenta, casi por capítulos. Se trata de uno de tantos documentales de necesario visionado para reflexionar al menos un rato (ya que es un acto gratuito deberíamos hacerlo más a menudo) sobre el sistema económico en el que vivimos. Para los que después de verlo quieran seguir con el tema podríamos recomendar películas como la clásica Wall Street o documentales de aire antisistema como The Corporation. El documental sobre Enron podéis verlo aquí.

Nuestro propio cielo

Roberto Pérez Toledo dirige este corto sobre fantasías, amor y decepción. Muy interesante.

Nuestro propio cielo (2007) from Roberto Pérez Toledo on Vimeo.

Recomendaciones Post-Navideñas

Después del parón navideño volvemos para continuar compartiendo con vosotros todo tipo de cosas interesantes. Esperemos que este año 2010 sea mejor que el anterior, o al menos que no sea peor. En este post haremos unas cuantas recomendaciones de cosas que hemos descubierto (o re-descubierto) estos días.

Para empezar vamos a hablar de una serie: Freaks and Geeks. Emitida inicialmente por la NBC en 1999 la serie se convirtió rápidamente en objeto de culto por multitud de seguidores. La trama gira entorno a la vida de Lindsay Weir (Linda Cardellini) y su hermano Sam (John Francis Daley). Son dos jóvenes que estan en el típico instituto americano, el cual se puede dividir en Freaks (los malotes), Geeks (los frikis) y la gente normal. Lo que diferencia a la serie de otras con temática similar son sus guiones completamente creibles, sin alardes de imaginación desbordada (tan propios de las series de adolescentes españolas como Física o Química) y todas las situaciones nos resultarán en cierta medida próximas. Las interpretaciones de todos los personajes rayan a un alto nivel. Como curiosidad podremos ver a Jason Segel (más conocido por su papel de Marshall en Como conocí a vuestra madre) en uno de sus primeros papeles.

Personalmente lo que más me ha gustado de la serie ha sido como pintaban al grupo de frikis (Sam y sus amigos), los cuales vivirán momentos realmente hilarantes. La ambientación está muy conseguida, recrea los primeros años 80 con mucha fidelidad. Mención aparte merece la genial banda sonora, con temas que van desde Led Zeppelin a Grateful Dead, pasando por el jazz o la música disco. Debido a diversos cambios de horario en su emisión la serie no pudo obtener las cuotas de pantallas deseadas, por lo que sólo tenemos una única temporada. Se trata del mejor ejemplo de como hacer una serie sobre adolescentes sin caer en todos los fallos típicos de dichas series. Podéis encontrarla por vagos.


Aparte de esto quiero mencionar dos películas estrenadas recientemente. La primera es Donde viven los monstruos (Where the wild things are), dirigida por Spike Jonze y basada en un cuento gráfico de Maurice Sendak. Es una película que no suele dejar indiferente, o te gusta mucho o te parece un bodrio. A mi personalmente me encantó, me pareció algo nuevo y original. Cuenta la historia de Max, un niño bastante travieso que discute con su madre y decide escaparse de casa. Tras un largo viaje acaba llegando al lugar donde habitan las cosas salvajes y allí vivirá una gran aventura. Aunque lo pueda parecer, no es una película para niños sino sobre niños. Tiene muchos pequeños detalles muy profundos, acerca de la soledad, la tristeza y la incomunicación. Lo grande del film es que pueden verla los niños (que se quedarán con la aventura de Max) y también los más mayores (que se deberían quedar con las otras cosas que presenta la película). La banda sonora es excelente así como la fotografía y los elementos visuales.

Otra temática muy diferente tiene In the loop. Inspirada en el clásico ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú, nos presenta una historia de la alta diplomacia inglesa y americana. A punto de declararse una guerra diversos ministros y políticos hablan, discuten y se gritan para poder llevar la situación a buen puerto. Sigue la línea de la comedia británica más clásica, con muchísimo diálogo a un ritmo acelerado. Las interpretaciones cumplen su cometido y el guión, aunque no llega a ser tan bueno como el clásico en el que se basa, logra crear situaciones divertidas. La película no llega a ser excelente, pero es un buen producto y está bastante por encima de la media de las comedias que suelen llegar a nuestras pantallas.